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MUSEO DE LAS FERIAS - PIEZAS DEL MES

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05-07-17 - Nuevas obras de los ciclos expositivos temporales:
"La Obra Destacada, 174" y “Documentos Archivo Simón Ruiz, 10”
(meses de julio y agosto de 2017)

A partir de hoy, miércoles 5 de julio de 2017, y hasta finales del mes de agosto, están expuestas en el museo las nuevas obras de los ciclos expositivos "La Obra Destacada, 174" y “Documentos Archivo Simón Ruiz, 10”.

“La Obra destacada” de los meses de julio y agosto es un retrato de Felipe II, sobre tabla, de autor anónimo flamenco y de mediados del siglo XVI, perteneciente a la colección artística de la Diputación de Valladolid; esta obra se expone durante estos dos meses con la carta original en la que Carlos V anuncia a la villa de Medina del Campo el nacimiento de su hijo (Felipe II) en Valladolid el 21 de mayo de 1527. Esta cédula presenta la firma autógrafa del Emperador y corresponde al nº 19 del ciclo “Documentos Históricos Inéditos”.

El manuscrito del Archivo Simón Ruiz seleccionado para ser expuesto estos meses es la Memoria de los gastos del coche que adquirió Simón Ruiz en marzo de 1575, vehículo que ha podido recomponerse fidedignamente gracias a su similitud con otro coetáneo conservado en el Museu Nacional dos Coches de Lisboa, que perteneció al rey Felipe II (Felipe III de España).

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Ambos ciclos expositivos están patrocinados por la Diputación de Valladolid

Más información e imágenes en: www.museoferias.net

Retrato de Felipe II. Anónimo. Mediados del siglo XVI. Óleo sobre tabla / 40 x 32 cm. Inscripciones: “PHS (PHILIPPUS) / REX”. Diputación Provincial de Valladolid

Retrato Felipe II. Anónimo.
Mediados del siglo XVI
Óleo sobre tabla / 40 x 32 cm
Inscripciones: “PHS (PHILIPPUS) / REX”
Diputación Provincial de Valladolid.

Aún no conocemos la procedencia concreta de este retrato sobre tabla del rey Felipe II, que aparece inventariado por primera vez entre los bienes artísticos de la Diputación de Valladolid en el catálogo de las obras pertenecientes a los monumentos civiles de la ciudad de Valladolid, publicado por el profesor Martín González en 1976 (1ª ed.). En aquella ocasión se atribuía su autoría a un pintor anónimo flamenco de la segunda mitad del siglo XVII, cronología que mantenía en 1996 José Luis Cano de Gardoqui en el catálogo de la exposición “Valladolid, la muy noble villa”; en este artículo se señalaba la analogía entre el rostro del monarca de nuestra obra y el de otra tabla atribuida al artista flamenco Lucas de Heere, obra de mediados del siglo XVI, de similar tamaño (41 x 32 cm) e idéntico fondo negro, procedente de la Colección Real y actualmente en el Museo Nacional del Prado (nº cat. PO1949). Dos años más tarde el cuadro se muestra en la exposición “Mercaderes y Cambistas” y en su correspondiente catálogo José Ignacio Hernández Redondo propone adelantar su datación a las décadas centrales del siglo XVI, opinión que compartimos. Por último, el recordado profesor Fernando Collar de Cáceres, además de coincidir con esta última datación, relacionaba esta tabla -aunque con las evidentes diferencias de calidad artística-, con un magnífico óleo conservado en la Fundación Lázaro Galdiano (nº inv. 2154), de mayores dimensiones, aunque posiblemente recortado, atribuido a un artista anónimo flamenco de la segunda mitad del siglo XVI.

Con todo, estamos ante un sencillo retrato del monarca que ha llegado a nuestros días conservado precisamente en el palacio vallisoletano de los Condes de Ribadavia, lugar donde nació un 21 de mayo de 1527. Fue concebido sin grandes pretensiones, siguiendo el modelo estandarizado que podemos contemplar en otros retratos semejantes -como los aludidos más arriba-, en nuestro caso posiblemente con la finalidad de presidir alguna dependencia oficial de no muy altas instancias. En él, Felipe II aparece aún joven, luciendo una armadura ricamente guarnecida con motivos dorados y, como único distintivo militar, una banda roja de seda dispuesta sobre su hombro derecho cruzada hacia el costado izquierdo; al cuello asoma una fina lechuguilla que realza el rostro del rey, cuya mirada directa a los ojos del espectador se presenta fría, grave y distante como corresponde a un retrato de este género propio de la “majestad real”. A ello contribuye el fondo negro que aísla la figura, tan solo alterado por la inscripción “PHS (PHILIPPUS) / REX” que alude al representado.

Antonio Sánchez del Barrio

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“Memoria de lo que costó el coche del señor Simón Ruiz”
(Con la carta que remite el licenciado Arévalo Sedeño a Medina del Campo)
Valladolid, 5 de marzo de 1575
Manuscrito sobre papel / bifolio
ASR, CC, C, Caja 27-10

“Memoria de lo que costó el coche del señor Simón Ruiz”. (Con la carta que remite el licenciado Arévalo Sedeño a Medina del Campo). Valladolid, 5 de marzo de 1575. Manuscrito sobre papel / bifolio. ASR, CC, C, Caja 27-10

“Memoria de lo que costó el coche del señor Simón Ruiz”
(Con la carta que remite el licenciado Arévalo Sedeño a Medina del Campo)
Valladolid, 5 de marzo de 1575
Manuscrito sobre papel / bifolio
ASR, CC, C, Caja 27-10

“Memoria de lo que costó el coche del señor Simón Ruiz”. (Con la carta que remite el licenciado Arévalo Sedeño a Medina del Campo). Valladolid, 5 de marzo de 1575. Manuscrito sobre papel / bifolio. ASR, CC, C, Caja 27-10

“Memoria de lo que costó el coche del señor Simón Ruiz”
(Con la carta que remite el licenciado Arévalo Sedeño a Medina del Campo)
Valladolid, 5 de marzo de 1575
Manuscrito sobre papel / bifolio
ASR, CC, C, Caja 27-10

“Memoria de lo que costó el coche del señor Simón Ruiz”. (Con la carta que remite el licenciado Arévalo Sedeño a Medina del Campo). Valladolid, 5 de marzo de 1575. Manuscrito sobre papel / bifolio. ASR, CC, C, Caja 27-10

“Memoria de lo que costó el coche del señor Simón Ruiz”
(Con la carta que remite el licenciado Arévalo Sedeño a Medina del Campo)
Valladolid, 5 de marzo de 1575
Manuscrito sobre papel / bifolio
ASR, CC, C, Caja 27-10

El coche (palabra de origen húngaro para referirse a este artefacto inventado en aquella tierra) se fue introduciendo en España a partir de mediados del siglo XVI y afianzándose su uso en Castilla con el traslado de la Corte a Madrid en 1561. Al mismo tiempo, siguiendo el modelo cortesano, la nobleza y las élites urbanas empezaron a comprar coches viendo en ello un aparato ceremonial de representación y propaganda que indicaba el status económico de su poseedor y marcaba su diferenciación social.

No habría de ser menos Simón Ruiz quien era ya un poderoso hombre de negocios y, aunque no era persona dada a la ostentación y el lujo, quiso complacer a su esposa Mariana de Paz -con la que contrajo matrimonio en enero de 1574- con la compra de un coche en Valladolid al año siguiente. Por la memoria de gastos que acompaña a la carta que remite el licenciado Arévalo Sedeño, quien fuera Alcalde del Crimen en la Real Audiencia de Valladolid, sabemos el precio y algunas características de este vehículo. Se pagaron por el coche con todos sus herrajes y aderezos más las guarniciones y collarones para dos mulas y las de un caballo rucio que también se compró, 82.330 maravedís (aunque figuran 82.235 mrs en la cuenta de los recibos de pago). En la relación figuran los nombres de la mayoría de los artesanos que trabajaron en esta obra y entre ellos hay que destacar a Juan de Pedregal que hizo el herraje de este coche. Sin duda, se trata del mismo Pedregal que en 1576 hará la reja de la capilla que el bachiller Pedro del Torneo (primo de la viuda del pintor y escultor Gaspar Becerra) adquirió en la iglesia de Santa María de Tordesillas; y al que en 1579 se le encargará la construcción del reloj de la Universidad de Valladolid con un mecanismo que daba las medias horas y la aparición de tres carnerillos igual que el reloj de la Colegiata de Medina del Campo.

Por los datos del documento que presentamos y algunos otros obtenidos de la relación de bienes y almoneda que llevan a cabo los testamentarios de Simón Ruiz, se puede concluir el aspecto de esta carroza de casa. Se trataría de un coche de viaje prácticamente idéntico al que se conserva en el Museu Nacional dos Coches de Lisboa y que perteneció al rey Felipe II (Felipe III de España), un tipo arcaico utilizado desde mediados del siglo XVI. Concretamente el carruaje de Simón Ruiz era un modelo de cuatro ruedas con dos ejes conectados entre sí por una sola viga que pasa por debajo de la caja; ésta última iba abierta y revestida de cordobán pespunteado y tachonado con clavos y bollones de latón dorado en forma de rosetillas, rosas y manzanas; el coche se cubría con una toldilla verde de cuero encerado para resguardar del agua y dos cortinillas de damasco o tafetán de color azul y amarillo (como los colores que figuran en el escudo de armas de las familias Ruiz Envito-Montalvo-Paz) e igual que las dos almohadas para sentarse con los pespuntes de hilo de oro; mientras que los respaldos, estribos y estradillo iban forrados en terciopelo. El coche podría llevar o bien un tronco en el que fueran aparejadas dos mulas guiadas por un cochero montado sobre una de ellas; o solo uncido el caballo rucio que se menciona en esta memoria de gastos.

Este sería el tipo de coche del que también nos dan noticia tanto Navagero que los había visto en las proximidades de Burgos, como Teresa de Jesús en sus peregrinaciones fundacionales por Castilla o Damasio de Frías en su Diálogo en alabança de Valladolid (hacia 1582) cuando dice refiriéndose al Prado de la Magdalena “donde las tardes y noches de verano es tanta la gente a pie, en coches y a cavallo, hombres, mujeres, músicas, cantos, bayles y regocijos...”.

En el inventario de los bienes de Simón Ruiz se dice que junto a su casa de la calle de Ávila había una cochera donde se guardaba la carroza y la caballeriza. Allí había un macho rucio con su freno y su silla, dos caballos castaños de tirar con sus jaeces, otro caballo castaño, una silla de jineta, dos sillas de la brida, tres frenos y tres ruedas de coche. Además, se guardaban allí un carro largo de madera con sus cuatro ruedas y un cubeto para traer agua con la cubierta de angeo vieja y rota, más un charrión de madera que servía en el hospital.

Fernando Ramos González

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